Visión racinguista
El partido, honestamente, no tuvo mucha historia. Fue el típico partido del Racing de Portugal, cediendo por completo la posesión del balón, y con muchos nervios en la defensa. De mediocampo hacia arriba, como suele ocurrir, apenas hicimos daño. Adrián González tuvo su oportunidad para cuajar un buen partido y ganarse un sitio, pero no lo aprovechó. Apenas creó peligro por su banda, y tuvo muchos fallos de precisión en sus pases. Munitis lo intentó, pero apenas consiguió enlazar un par de jugadas con cierto peligro. Rosenberg sigue creando dudas, prácticamente sin tirar a puerta. Kennedy, solo desde su isla de la banda derecha, poco pudo hacer para contribuir. Colsa y Lacen, lentos y con escasa visión de juego en el ataque (lo normal, vaya). La defensa, con novedades en los laterales, ya que ni Cisma ni Francias jugaron, tuvo serios problemas para parar al ataque mallorquín, que poco a poco iba cercando el área cántabra.Pinillos hizo lo que pudo, y tampoco se le puede pedir más a un jugador de su edad. Por otro lado, Christian tuvo un partido bastante correcto, con algun que otro error puntual, pero nada grave. Sin embargo, como suele ocurrir, los fallos de Henrique y Torrejón fueron continuos, dando oportunidades a la delantera mallorquina, haciendo que Toño trabajara a destajo para atrapar los balones. Buen partido del portero, con acciones puntuales que permitieron mantener la portería a cero.
El partido, honestamente, no tuvo mucha historia. Fue el típico partido del Racing de Portugal, cediendo por completo la posesión del balón, y con muchos nervios en la defensa. De mediocampo hacia arriba, como suele ocurrir, apenas hicimos daño. Adrián González tuvo su oportunidad para cuajar un buen partido y ganarse un sitio, pero no lo aprovechó. Apenas creó peligro por su banda, y tuvo muchos fallos de precisión en sus pases. Munitis lo intentó, pero apenas consiguió enlazar un par de jugadas con cierto peligro. Rosenberg sigue creando dudas, prácticamente sin tirar a puerta. Kennedy, solo desde su isla de la banda derecha, poco pudo hacer para contribuir. Colsa y Lacen, lentos y con escasa visión de juego en el ataque (lo normal, vaya). La defensa, con novedades en los laterales, ya que ni Cisma ni Francias jugaron, tuvo serios problemas para parar al ataque mallorquín, que poco a poco iba cercando el área cántabra.Pinillos hizo lo que pudo, y tampoco se le puede pedir más a un jugador de su edad. Por otro lado, Christian tuvo un partido bastante correcto, con algun que otro error puntual, pero nada grave. Sin embargo, como suele ocurrir, los fallos de Henrique y Torrejón fueron continuos, dando oportunidades a la delantera mallorquina, haciendo que Toño trabajara a destajo para atrapar los balones. Buen partido del portero, con acciones puntuales que permitieron mantener la portería a cero.
La posesión del balón fue clarísimamente para el Mallorca. El Racing, cerrado en defensa, se defendía como buenamente podía, tratanto de evitar el gol, tanto del conjunto bermellón como en propia puerta. Alguna que otra contra fue el único peligro que llevaron los montañeses al área de Aouate. Sin embargo, ya en el descuento de la segunda parte, dos jugadores que acababan de salir al campo, como eran Bolado y Serrano, robaron un balón en el centro del campo, Bolado penetró por el lateral del área, y cedió el balón raso para Serrano, que de un zurdazo metió el balón por la escuadra, haciendo estallar de júbilo a la parroquia racinguista. Serrano, quien llevaba 7 meses de lesión, y que saltó al campo en el minuto 88, era la viva imagen de la felicidad. En definitiva, gracias a una jugada con algo de suerte, el Racing se llevó un partido que no merecía, ni por juego, ni por intensidad. Tres puntos, que son la primera victoria fuera de El Sardinero, que hace coger aire al equipo, aunque deberán seguir trabajando para mejorar en los partidos de visitante, que falta nos hace, y la suerte no es un factor muy fiable.
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Visión mallorquinista
Se plantaba el Racing de Santander en el Iberostar Estadi siendo el equipo menos goleador de la Liga y habiendo sumado sólo un punto lejos de El Sardinero. Es decir, toda una bicoca para un equipo fuerte y fiable como local como es el Mallorca. O como lo era. Pero a veces los entrenadores se empeñan en no querer hacer caso a la sensatez y prefieren explotar otras cualidades como el conservadurismo. Seguramente Laudrup, temeroso que los perros de presa cántabros (Colsa y Lacén) pudieran adueñarse de la media y decantar el partido, optó por la formación 'de visitante' con doble pivote, un delantero y un enganche. Y le salió bien. El Mallorca fue dueño y señor del balón durante todo el partido, con posesiones de hasta el 72% en la primera parte. El problema es que nunca supo qué hacer con él. Sólo en dos ocasiones disparó a puerta en el primer tiempo: un lanzamiento de Joao Víctor al palo y un mano a mano de Webó que estrelló el balón en las piernas del portero. Aunque el Racing todavía hizo menos en ataque: nada.
Joao Víctor i Pep Lluís Martí no fueron los de otras tardes y su anodino ritmo de balón lastró al equipo sobremanera. Sólo cuando el esférico pasaba por las botas de De Guzmán gozaba de algo de velocidad, que fue de lo mejorcito del equipo. La lectura de la media parte, a simple vista tenía una diagnosis evidente: había que quitar alguien de la media para reforzar la delantera y tener más presencia en ataque. Pero Laudrup no lo entendió así. Quitó al hombre de más clase del Mallorca, el mediocentro canadiense De Guzmán, e introdujo a un N'Sué que entró veloz y eléctrico y se fue apático. También dio entrada a Víctor, que demostró una vez más su punto más débil. El gol. Un rebote ante Toño mediada la segunda parte, a tres metros de la raya de gol, lo mandó 'al muñeco' el jugador algaidí y marró una ocasión que desesperó a la grada de Son Moix. Dos delanteros con poco gol sobre el campo (Webó y el susodicho Víctor) y otro que es letal en el área (Cavenaghi), en el banco. Laudrup sacaba de quicio a la grada.
Sin crear más ocasiones de peligro real sobre la portería del Racing, ni tan siquiera en los siete córners que sacó el Mallorca, los baleares se fueron desesperando minuto a minuto. Consumiéndose seguramente por la impotencia de ganar ante un rival que hoy demostró ser inferior que el Mallorca, pero que aún así se llevó los tres puntos y dejó con cara de tontos a toda la grada mallorquinista . En una jugada fruto de la precipitación, una falta a favor la sirvió Ramis a Cendrós para que la colgara desde la banda antes de que se consumiera el descuento. El lateral controló mal, perdió el balón con todo el equipo en posiciones de ataque y dio la oportunidad a Óscar Serrano para que comandara una contra que acabaría con el ex espanyolista alojando la pelota en la escuadra.
Como ya pasara en La Romareda, malas decisiones tomadas por Michael Laudrup vuelven a costarle puntos que el equipo debía ganar. El danés está cometiendo errores de manual que amenzanan con relegar al equipo a luchar por ser un equipo de zona tranquila, un reto que parece poco ambicioso para un equipo que tiene más de lo mostrado hoy. El equipo adoleció hoy de velocidad de balón y el míster no supo, en ningún momento, cómo solucionarlo. Aún más, le arrebató la poca que tenía con De Guzmán. Y uno de los que podía haberlo solucionado, Pina, estaba en la grada. Hace falta que alguien le recuerde al entrenador del Mallorca que no es necesario llevar a dos delanteros, si sólo va a jugar uno, y no llevar ningún creador. Vaya, el abc del fútbol.
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Se plantaba el Racing de Santander en el Iberostar Estadi siendo el equipo menos goleador de la Liga y habiendo sumado sólo un punto lejos de El Sardinero. Es decir, toda una bicoca para un equipo fuerte y fiable como local como es el Mallorca. O como lo era. Pero a veces los entrenadores se empeñan en no querer hacer caso a la sensatez y prefieren explotar otras cualidades como el conservadurismo. Seguramente Laudrup, temeroso que los perros de presa cántabros (Colsa y Lacén) pudieran adueñarse de la media y decantar el partido, optó por la formación 'de visitante' con doble pivote, un delantero y un enganche. Y le salió bien. El Mallorca fue dueño y señor del balón durante todo el partido, con posesiones de hasta el 72% en la primera parte. El problema es que nunca supo qué hacer con él. Sólo en dos ocasiones disparó a puerta en el primer tiempo: un lanzamiento de Joao Víctor al palo y un mano a mano de Webó que estrelló el balón en las piernas del portero. Aunque el Racing todavía hizo menos en ataque: nada.
Joao Víctor i Pep Lluís Martí no fueron los de otras tardes y su anodino ritmo de balón lastró al equipo sobremanera. Sólo cuando el esférico pasaba por las botas de De Guzmán gozaba de algo de velocidad, que fue de lo mejorcito del equipo. La lectura de la media parte, a simple vista tenía una diagnosis evidente: había que quitar alguien de la media para reforzar la delantera y tener más presencia en ataque. Pero Laudrup no lo entendió así. Quitó al hombre de más clase del Mallorca, el mediocentro canadiense De Guzmán, e introdujo a un N'Sué que entró veloz y eléctrico y se fue apático. También dio entrada a Víctor, que demostró una vez más su punto más débil. El gol. Un rebote ante Toño mediada la segunda parte, a tres metros de la raya de gol, lo mandó 'al muñeco' el jugador algaidí y marró una ocasión que desesperó a la grada de Son Moix. Dos delanteros con poco gol sobre el campo (Webó y el susodicho Víctor) y otro que es letal en el área (Cavenaghi), en el banco. Laudrup sacaba de quicio a la grada.
Sin crear más ocasiones de peligro real sobre la portería del Racing, ni tan siquiera en los siete córners que sacó el Mallorca, los baleares se fueron desesperando minuto a minuto. Consumiéndose seguramente por la impotencia de ganar ante un rival que hoy demostró ser inferior que el Mallorca, pero que aún así se llevó los tres puntos y dejó con cara de tontos a toda la grada mallorquinista . En una jugada fruto de la precipitación, una falta a favor la sirvió Ramis a Cendrós para que la colgara desde la banda antes de que se consumiera el descuento. El lateral controló mal, perdió el balón con todo el equipo en posiciones de ataque y dio la oportunidad a Óscar Serrano para que comandara una contra que acabaría con el ex espanyolista alojando la pelota en la escuadra.
Como ya pasara en La Romareda, malas decisiones tomadas por Michael Laudrup vuelven a costarle puntos que el equipo debía ganar. El danés está cometiendo errores de manual que amenzanan con relegar al equipo a luchar por ser un equipo de zona tranquila, un reto que parece poco ambicioso para un equipo que tiene más de lo mostrado hoy. El equipo adoleció hoy de velocidad de balón y el míster no supo, en ningún momento, cómo solucionarlo. Aún más, le arrebató la poca que tenía con De Guzmán. Y uno de los que podía haberlo solucionado, Pina, estaba en la grada. Hace falta que alguien le recuerde al entrenador del Mallorca que no es necesario llevar a dos delanteros, si sólo va a jugar uno, y no llevar ningún creador. Vaya, el abc del fútbol.
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