El nuevo Balón de Oro FIFA se pasea entre tres pares de botas, las de Iniesta, Forlán y Sneijder. El Mundial les ha distanciado del resto de aspirantes y ahora afrontan una carrera de detalles y relaciones públicas para convencer a los 624 votantes (208 seleccionadores, 208 capitanes nacionales y 208 periodistas) de que les concedan el honor de estrenar el palmarés del remozado premio el próximo enero.
El histórico Balón de Oro, concedido por France Football desde 1956 y elegido por periodistas, y el moderno FIFA World Player, votado por técnicos y jugadores desde 1991, habían coincidido en el ganador en 12 de sus 19 ediciones de convivencia. Ante tanta redundancia, en julio decidieron fusionarse en un único premio que designe sin competencia al mejor del mundo de cada año.
Los tres candidatos acumulan argumentos para ganarlo. Iniesta marcha con ventaja pues un gol decisivo en la final de un Mundial vale por carreras enteras. Y reducirle a eso sería injusto, pues su tramo final de campeonato en Sudáfrica fue fabuloso, es parte fundamental del deslumbrante Barça actual y ya fue cuarto el año pasado. La historia también juega a su favor. Tras los tres últimos Mundiales, el Balón de Oro y el FIFA World Player acabaron en manos de un campeón: Cannavaro (2006), Ronaldo (2002) y Zidane (1998).
En racha.
El que ha entrado en la carrera como un elefante en una cacharrería es Forlán. Arrancó mal la temporada tras su Bota de Oro 2009, pero cogió el ritmo a tiempo de liderar al Atleti hasta la Europa League (dos goles en la final y otros dos en las semifinales) y a Uruguay hasta un inesperado cuarto puesto en Sudáfrica (5 goles y nombrado mejor jugador del Mundial).
Y queda Sneijder, que presume de más títulos que sus contendientes (triplete con el Inter) y de un brillante Mundial, pero al que le puede lastrar que en la final de Champions el héroe fue Milito y en la de Sudáfrica, Holanda se olvidó del fútbol y él pasó inadvertido.
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