Hace unos días empezó el Mundial de Clubes de 2010. En esta competición global donde juegan equipos de los sitios más remotos del planeta, como ejemplo los chicos del Hekari de Papúa Nueva Guinea, hay una diferencia importante a la hora de observar cómo llegan los dos favoritos a ganar el torneo.
Antes de entrar en la dinámica de estos equipos creo que es necesaria hacer una reflexión sobre la estructura de este torneo. He leído estos últimos días a grandes expertos de esto del fútbol dejando su parecer sobre cuál es el modelo ideal para disputar el Mundial de Clubes. La verdad es que el que más se ajusta a mi pensamiento es el que propone Ariel Judas, director del programa Latitud Fútbol de Radio Marca, y consiste en más o menos repetir la estructura de liguilla y posteriormente playoffs del primer Mundial disputado en Brasil en el año 2000. No niego que habría que estudiar bien el método de acceso a la competición para que mantuviera la globalidad que tiene actualmente y que es maravillosa, ya que, en una frase maravillosa de Toni Padilla (copresentador de Marcador Internacional en Radio Marca) queda claro lo importante que es que tengan acceso clubes de todo el planeta dado que: “el balón rueda en todo el Mundo”. La FIFA debería pensar en ese lema mucho y además hacer de esta competición más atractiva.
Centrándonos ya en la de este año 2010 que nos ocupa nos encontramos que los dos equipos favoritos pueden hacer que veamos una final de nombre curioso, Inter contra Inter. Los primeros, por importancia, son el equipo de Milán entrenados por Rafa Benítez. El equipo italiano no pasa su mejor momento ni en Serie A ni en Champions League, donde han pasado como segundos de grupo, y el técnico español está bastante cuestionado por lo que ganar este título se ha convertido en una obligación para el equipo campeón de Europa.
El otro favorito, en el que voy a centrarme más – por su origen – es el Internacional de Porto Alegre de Brasil. Este equipo, que sonara a muchos por su victoria ante el Barcelona en esta misma competición disputada en Japón en el año 2006, viene con la ilusión de ser bicampeones del Mundo.
Muchos no entenderéis porque hago una diferenciación entre la ilusión de los sudamericanos y la obligación de los europeos, a continuación os explico el motivo. No se trata únicamente de que el equipo europeo se encuentre en una mala situación sino que es una cuestión de importancia que se le da a esta competición de manera histórica. Los equipos de Sudamérica siempre están menospreciados por los europeos por distintas razones: ritmo de su fútbol, nivel defensivo, etc. Esta competición es históricamente la mayor posibilidad que tienen estos equipos para imponer su estilo ante el rígido y diferente estilo europeo de jugar. No se trata de que uno sea mejor o peor, sino de la importancia que se le da en Sudamérica al hecho de poder ganar al mejor equipo de Europa.
Para incidir en este tema sólo haceros llegar una reflexión. El horario de la antigua Copa Intercontinental de Tokio era habitualmente el de las 10.00 de la mañana GMT (horario inglés para entendernos). Dado la diferencia horaria que existe, en Sudamérica estos partidos ocurren de madrugada y los aficionados permanecen de pie en tensión para vivirlos en directo por la televisión. Es una competición tan valorada que un niño de 7 años era capaz de quedarse despierto hasta las 4 o 5 de la mañana para ver a un equipo de su país – no especialmente el suyo - enfrentarse a míticos equipos europeos en dos finales seguidas en los años 90 (y con la fortuna de obtener dos victorias: São Paulo contra Milán y Barcelona en los años 92 y 93, ese chico era yo).
Tras valorar lo importante que es la competición en el otro lado del Atlántico podemos entender mejor la ilusión del Colorado por ser bicampeón del Mundo, además de por lo que reza en su Estadio de Beira-Río en honor a su victoria en 2006: “Campeón del Mundo”.
El equipo de Porto Alegre llega a esta competición con un equipo que mezcla gente con mucha experiencia y que ya ganaron en 2006: Tinga, Renan, Rafael Sóbis, etc.; con jugadores que vienen destacando desde las categorías inferiores como Oscar o Leandro Damião. En este sentido hay que recordar que el equipo del sur de Brasil suele tener una cantera muy productiva de la que han salido jugadores como Alexandre Pato, Rafael Sóbis, Dunga, Falcão, Lucio…
Si analizamos al equipo nos encontramos con que tiene bastante nivel como para superar a los italianos: como portero tienen a Renan, que ha regresado cedido por el Valencia, en defensa cuentan con la experiencia de Indio y el buen hacer del capitán Bolívar. El mediocampo es de gran calidad y está formado por dos volantes maravillosos como Guiñazu y Tinga (ex B. Dortmund) unidos a la magia de Andrés D’Alessandro y las apariciones del mítico Giuliano como desequilibrantes. Arriba cuentan con el experimentado y recuperado Rafael Sóbis y Alecsandro, jugador poco valorado fuera de Brasil pero que hace un trabajo muy importante. Como actor secundario llamado a momentos de necesidad nos encontramos a Oscar, jugador por el que São Paulo e Internacional tienen un litigio actualmente, y que se presenta como una de las mayores estrellas de las categorías inferiores – de hecho ha sido destacado en el Campeonato sub23 que ha ganado el equipo gaucho- .
El fútbol practicado por el equipo de Celso Roth es apasionante y se basa en el equilibrio del equipo pivotado en Guiñazu unido a la verticalidad de Tinga. Cuenta con la rapidez del lateral Kleber por el carril izquierdo combinado con la visión de D'Alessandro, que está teniendo un nivel de genio que incluso le ha llevado a volver a la albiceleste, y del gol se ocupan Alecsandro y Sóbis. Es un estilo de juego atractivo pero con control y que ya enamoró a muchos en la Libertadores del pasado verano. La garra y el control junto al talento innato hacen que uno disfrute cuando los está viendo jugar.
Como última reflexión a por qué la ilusión se puede imponer a la necesidad un dato: el Internacional de Porto Alegre tiene un 100% de victorias en las finales de competiciones internacionales que ha disputado desde 2006, en su ciclo dorado, quizás en 2010 puedan completar el ciclo y tengan que cambiar el letrero de Beira- Río y poner: “Bicampeão do Mundo”.
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