Tras la eliminación copera el Mallorca buscaba redimirse, salto al campo muy motivado y con ganas y desplegó un buen juego desde el inicio. El aficionado que iba algo preocupado y a la vez cabreado salió contento al ver que sólo fue "mala suerte" lo de la Copa y que en Liga se ganó por un contundente 4-1.
Con el mismo once que arrolló al Hércules hace seis días, el preparador danés confió de nuevo en N'Sué y Pereira en las alas, que tan buen resultado le habían dado, y dejó de nuevo al Chori esperando en el banquillo. La intensidad del equipo, enorme desde el minuto 0 (a pesar de que Piatti pudo marcar al minuto de encuentro), fue sin duda la clave del éxito. De Guzmán, inconmensurable, dio un nuevo recital de cómo ponerse un equipo a las espaldas y moverlo como si fuera una marioneta. A su antojo. Incluso mejoró con la entrada de Joao Víctor, que sustituyó a Martí, lesionado a los diez minutos de partido. Pocos segundos antes de que el titiritero canadiense chutara una falta que Alves no blocaría y Ramis cabecearía a placer a las mallas. Ventaja. por 1-0 y el partido se nos ponía a favor.
A pesar de ir por delante el equipo pasó por altibajos en su juego que nunca fueron a más gracias al, hoy sí, buenísimo trabajo defensivo del equipo. Un muro en el que lucieron todos y cada uno de sus cuatro integrantes. Nunes y Ramis por el eje y los canteranos Cendrós que se lució en algunas ocasiones y Kevin en las bandas concedieron muy pocas oportunidades a los Piatti, Uche y Crusat de turno que son balas que te rompen y complican el partido en muchas ocasiones.
Cuando algunos ya estaban camino de la parada de perritos calientes, pensando que la primera parte ya no daba más de sí, Joao Víctor hizo el 'listo'. Jakobsen dudó de si echar fuera un balón por la lesión de Pereira y, en esas décimas de segundo de duda, el brasileño le robó la cartera al danés, ganó línea de fondo e hizo el pase de la muerte para que el otro Víctor del equipo, Casadesús, reafirmara que el fin de su mala racha ya era un hecho consumado. 2-0 y ventaja suficiente al descanso para afrontar con comodidad la segunda parte.
Y el segundo tiempo empezó por los mismos derroteros que el primero. Tal vez con los almerienses con mayor posesión pero sin peligro inminente. La suerte para el aficionado es que no hubo ni tiempo para los nervios. Casi en la misma jugada del saque de centro, Webó robó un balón gracias a una gran presión sobre el penúltimo defensa, Acasiete, centró raso, Víctor amagó el control y N'Sué llegó por detrás para incrustarla en las redes de Alves. Fin del partido. Quedaban 25 minutos que sólo sirvieron para que Pereira prolongara su estado de gracia ante la portería y ajustara otro trallazo marca de la casa que inflaba el resultado. Al final, el público perdonó el desliz de la Copa y despidió a los jugadores con una ovación por el buen partido. Volvió el mejor Mallorca para demostrar que la eliminación fue sólo una curva mal tomada y de momento se coloca a falta de que juegue empatado a puntos con el Atlético de Madrid que está en posiciones de Europa League.
Con el mismo once que arrolló al Hércules hace seis días, el preparador danés confió de nuevo en N'Sué y Pereira en las alas, que tan buen resultado le habían dado, y dejó de nuevo al Chori esperando en el banquillo. La intensidad del equipo, enorme desde el minuto 0 (a pesar de que Piatti pudo marcar al minuto de encuentro), fue sin duda la clave del éxito. De Guzmán, inconmensurable, dio un nuevo recital de cómo ponerse un equipo a las espaldas y moverlo como si fuera una marioneta. A su antojo. Incluso mejoró con la entrada de Joao Víctor, que sustituyó a Martí, lesionado a los diez minutos de partido. Pocos segundos antes de que el titiritero canadiense chutara una falta que Alves no blocaría y Ramis cabecearía a placer a las mallas. Ventaja. por 1-0 y el partido se nos ponía a favor.
A pesar de ir por delante el equipo pasó por altibajos en su juego que nunca fueron a más gracias al, hoy sí, buenísimo trabajo defensivo del equipo. Un muro en el que lucieron todos y cada uno de sus cuatro integrantes. Nunes y Ramis por el eje y los canteranos Cendrós que se lució en algunas ocasiones y Kevin en las bandas concedieron muy pocas oportunidades a los Piatti, Uche y Crusat de turno que son balas que te rompen y complican el partido en muchas ocasiones.
Cuando algunos ya estaban camino de la parada de perritos calientes, pensando que la primera parte ya no daba más de sí, Joao Víctor hizo el 'listo'. Jakobsen dudó de si echar fuera un balón por la lesión de Pereira y, en esas décimas de segundo de duda, el brasileño le robó la cartera al danés, ganó línea de fondo e hizo el pase de la muerte para que el otro Víctor del equipo, Casadesús, reafirmara que el fin de su mala racha ya era un hecho consumado. 2-0 y ventaja suficiente al descanso para afrontar con comodidad la segunda parte.
Y el segundo tiempo empezó por los mismos derroteros que el primero. Tal vez con los almerienses con mayor posesión pero sin peligro inminente. La suerte para el aficionado es que no hubo ni tiempo para los nervios. Casi en la misma jugada del saque de centro, Webó robó un balón gracias a una gran presión sobre el penúltimo defensa, Acasiete, centró raso, Víctor amagó el control y N'Sué llegó por detrás para incrustarla en las redes de Alves. Fin del partido. Quedaban 25 minutos que sólo sirvieron para que Pereira prolongara su estado de gracia ante la portería y ajustara otro trallazo marca de la casa que inflaba el resultado. Al final, el público perdonó el desliz de la Copa y despidió a los jugadores con una ovación por el buen partido. Volvió el mejor Mallorca para demostrar que la eliminación fue sólo una curva mal tomada y de momento se coloca a falta de que juegue empatado a puntos con el Atlético de Madrid que está en posiciones de Europa League.
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