El partido comenzó con un Villarreal monopolizando la posesión del balón, lo que le hizo tener numerosas ocasiones de gol. Sin ir más lejos, Cazorla estuvo a punto de inaugurar el marcador en el primer minuto de juego, pero Ramos despejó a córner. El Madrid no lograba arrebatar la pelota al equipo castellonense, en buena parte debido a un gran desorden táctico. Los atacantes madridistas no ayudaban lo suficiente en la recuperación, y entre la defensa, Xabi Alonso y Lass no daban abasto a contener las acometidas del Villarreal, cuyos centrocampistas campaban a sus anchas por el centro del campo.
El primer gol del partido no tardó en llegar. En el minuto 6 de juego, Cani remató con gran sutileza una gran jugada combinativa del Villarreal entre Rossi, Cazorla y él mismo.
Pero ya conocemos lo que distingue a este Real Madrid, que no es ni mucho menos el juego primoroso, sino su tenacidad y efectividad de cara al gol. Tan solo dos minutos después de encajar el primer gol, el melancólico Benzema se encontró a Ozil en la frontal del área. El gran pase al hueco del francés fue aprovechado por el mediapunta alemán para mandar un pase a Cristiano Ronaldo, que no tuvo más que empujar al pelota al fondo de la portería de Diego López.
Pese al gol, el partido siguió transcurriendo por la misma senda que hasta entonces. El Villarreal dominaba la posesión y el Madrid corría sin demasiado sentido.
El gran dominio del Villarreal volvió a encontrar premio en el minuto 17 de partido, cuando un gran pase al hueco que cogió desprevenida a la adelantada defensa madridista fue recibido por Marco Ruben, que batió a Casillas con una vaselina de gran categoría. Volvía a ponerse por delante el Villarreal, y el Madrid seguía sin encontrar la manera de desactivar el juego de los castellonenses.
Cuando todo parecía indicar que el Villarreal se iría al descanso por delante en el marcador, Cristiano Ronaldo, quién si no, remató con contundencia una falta lateral botada por Xabi Alonso.
Llegaba el descanso con la sensación de que el Villarreal había perdido una gran oportunidad de irse muy por delante en el marcador.
Tras la reanudación, Mourinho movió el banquillo para dar entrada a Khedira por Lass Diarra. Pero no fue ese el único cambio en el equipo blanco. Mourinho cambió el sistema pasando a jugar con tres centrales y Di María y Marcelo actuando como carrileros. Además, el equipo salió con una actitud completamente diferente, presionando más y con las líneas mucho más juntas. Fue una salida en tromba en toda regla. Hubo remates peligrosos de Benzema, Di María u Ozil, pero sobre todo hay que destacar una ocasión clamorosa de Cristiano Ronaldo en el minuto 64. Se plantó solo delante de Diego López pero pensó que estaba en fuera de juego y perdió unos segundos preciosos que le privaron de poner a su equipo por delante.
Siguió Mourinho moviendo el banquillo, dando entrada a Kaká por Albiol, y en el minuto 78 Cristiano, no podía ser otro, llevó el éxtasis al Bernabéu. En una jugada embarullada dentro del área, el delantero portugués volvió a sacar a relucir su insaciable voracidad recogiendo un balón suelto y enviándolo al fondo de la portería. Hat trick para el de Madeira, que ya suma la impresionante cifra de 23 goles en 18 partidos de liga.
Sin tiempo para la reacción del Villarreal, Cristiano Ronaldo condujo un fugaz contragolpe, dio el balón a Kaká, que había acompañado muy bien la jugada, y éste remató con la derecha para sentenciar el partido y volver a marcar en su retorno al Bernabéu.
Aún hubo tiempo para el habitual show de Mourinho, al que le ocurrió la genial idea de ir a celebrar el cuarto gol de su equipo justo delante del banquillo visitante, lo que provocó la reacción de todos los ocupantes del banquillo del Villarreal.
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